Sabías que tu vida tiene un gran cambio cada 7 años?
- Luciana Ratto
- 29 oct 2017
- 3 Min. de lectura
La antroposofía divide el desarrollo personal en ciclos de 7 años que marcan la evolución de la conciencia de cada persona a lo largo de su vida. Rudolf Steiner indica que cada siete años se produce una evolución totalizadora en el ser humano, el tomar conciencia de en qué período nos encontramos nos permite afrontar los cambios, las transformaciones, los éxitos, los fracasos, la crisis existenciales, y sobretodo entender que es un ciclo natural de la evolución y que venimos a este mundo a aprender, a evolucionar y trascender.
Hay 9 Septenios de 0 a 63 años, cada uno de los cuales tiene una tarea y un significado especial. Estos se clasifican en 3: de 0 a 21 años los septenios del cuerpo; de 21 a 42 años los septenios del alma y de 42 a 63 años los septenios del espíritu.
De 0 a 7 años: Es una etapa de entrada a la vida de formación del ser, todo es nuevo, los niños aprenden por imitación de los padres o cuidadores es decir son como arcilla en las manos de los mismos. En esta etapa el niño conoce su cuerpo. La pérdida de los dientes de leche marca el momento en que, según la antroposofía, el niño se halla plenamente preparado para la vida escolar.
De 7 A 14 años: En este septenio se manifiesta el temperamento, el cual puede ser colérico (fuego), sanguíneo (aire), melancólico (tierra), o flemático (agua).
De 14 a 21 años: Es una etapa de cimiento de ideales, las propias verdades y metas, estructuración del sentido de la vida individual y trascendencia. Se inicia el proceso de desarrollo de la propia identidad, surge la conquista de una relación nueva entre YO y EL MUNDO, hay una mayor consciencia.
De 21 a 28 años: Se desarrolla la sensibilidad, el autodominio y la autoafirmación creativa. Surge preguntas naturales Como Yo vivencio al mundo y con esto a mí mismo?, quién soy?, quién quiero ser?, de qué soy capaz?. Solemos buscar el sentido de la vida y eso muchas veces conduce a tener una crisis de identidad.
De 28 a 35 años: Es la etapa del orden y la autoafirmación. El Yo debe fortalecerse, integrarse, un septenio más relacionado con el “Yo mismo” que con el mundo. Es una etapa de mayor claridad en cuanto a quienes somos y hacia donde queremos caminar
De 35 a 42 años: Época de la Voluntad. El sentido está dentro de nosotros, de nuestra alma, estamos intentando apoyarnos en nuestro interior, pero claramente eso es muy difícil. Es una etapa en la que aparece la sensación de vacío, lo que nos predispone al encuentro con uno mismo, se abren las puertas de la libertad interior, período de aceptación de sí mismo y de los otros, un ejercicio para la verdadera autoconfianza. JUNG caracteriza esta fase como aquella de la “Gran Muerte”, en lo anímico significa despojarse de la personalidad orientada hacia afuera, y en lo físico hay una merma de las fuerza.
De 42 a 49 años: Época de la Acción. Conquista de la autenticidad para poner en el mundo aquello para lo cual me siento llamado. En esta etapa llega a nuestro encuentro la gran oportunidad de limpiar y crecer para ir al encuentro de nuestro destino, a través del trabajo del Yo que reconoce objetivos, propósitos y valores propios.
De 49 a 56 años: Época de Reflexión y el Pensar. Hemos ido conquistando lo verdadero en nosotros para la realización de nuestra misión de vida.
De 56 a 63 en más: Síntesis de lo vivido -equilibrio-sabiduría. Mi vivencia se torna filosofía de vida.
¿En qué septenio te encuentras tú?
Un proverbio chino afirma que la vida humana tiene tres fases: veinte años para aprender, veinte para luchar y veinte para alcanzar la sabiduría. Vivimos en constante cambio, en cada septenio nos encontramos con diversas emociones, pasiones, ideales, objetivos, deseos y sobretodo cuestionamientos. Por ello es importante inculcar en los niños una actitud de desapego, de descubrir que necesita se necesita menos para estar cada vez mejor. Desapegarse no significa no tener, significa no depender de lo que se tiene.
Namaste.
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